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Agustina de Alba, A LOS 22 AÑOS, ES la mejor sommelier de la Argentina
Agustina de Alba, A LOS 22 AÑOS, ES la mejor sommelier de la Argentina
Si el vino viene, vienen los premios
Su vocación de catadora nació por casualidad. A los 15, su papá la llevó a recorrer bodegas en Mendoza y a los 17 se fue de viaje con una amiga y se quedó a trabajar como camarera. Participará en el primer certamen panamericano.
13.08.2008

Campeona. De Alba se alzó con el premio a la Mejor Sommelier de la Argentina 2008. La temporada pasada trabajó en la hostería Los Notros. “El examen fue un bardo”, dijo.
Agustina estudió la carrera casi por casualidad: se le ocurrió un día, hace siete años –cuando sólo tenía 15 y estaba en tercer año de la secundaria–, cuando llegó de viaje a Mendoza a pasar unas vacaciones con su papá y una excursión que se perdieron los llevó a visitar una de las tantas bodegas de esa región de la cordillera de los Andes.
“Ahí descubrí un mundo nuevo: el universo del vino”, se emociona, y recuerda que volvió de su viaje y llamó a la Escuela Argentina de Sommeliers pero no la aceptaron porque era muy joven.
La idea continuó fija: Agustina encontró a un profesor del secundario que la alentó a estudiar la carrera de catadora, luego, con 17 años se fue de vacaciones con una amiga a Mendoza y se quedó a trabajar como camarera para conocer de cerca los viñedos: recorría uno distinto cada tarde. Estuvo así durante más de tres meses, cuando sus padres le tuvieron que mandar un pasaje y pedirle por favor que volviera. Eso fue en marzo de 2006, cuando pisó Buenos Aires y se anotó en la carrera.
Dos años después obtuvo el máximo galardón del concurso “Vino argentino, un buen vino: mejor sommelier de la Argentina 2008”, que se celebró en el Four Seasons Hotel de Buenos Aires el lunes por la noche. “Cuando volví en mayo, la escuela donde había estudiado me propuso formar parte del concurso y, como me sentía a gusto con todos, decidí hacerlo. Hubo gente que me entrenó, me motivó, por eso fue que llegué a ganarlo”, reconoce Agustina.
Los expertos tuvieron que demostrar sus habilidades entre copa y copa en asignaturas teóricas y prácticas como servicio, degustación, maridaje, idiomas, cata, vitivinicultura, enología, legislación sobre el tema, comercialización, otras bebidas con y sin alcohol, coctelería, cigarros, chocolates, quesos, aceites de oliva, cultura general y geografía vitivinícola.
“El examen es un bardo, son más de 80 preguntas que hay que responder en 90 minutos”, reconoce Agustina. La chica, que trabajó la temporada pasada en la hostería Los Notros, en El Calafate, donde llegó como camarera en diciembre y se fue como sommelier en mayo, ahora participará en el primer certamen Mejor Sommelier Panamericano. Si gana ese concurso en 2010, participará como precandidata en el prestigioso Concours Meilleur Sommelier du Monde en 2010.
“En mi familia no lo pueden creer, pero ayer (por el lunes) lo más lindo de la noche fue que todos mis amigos, mis tíos, mis amigas sommeliers, mi papá y mi mamá, mis abuelos, me gritaban cuando subí al escenario y eso me hizo pasar uno de los momentos más lindos de mi vida: no podía parar de llorar. Creo que con este concurso se me van a abrir un montón de puertas, pero sé que eso es una gran responsabilidad.”
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